Había una vez un Reino exótico y oriental llamado Serendip cuya memoria se confunde con la imaginación. Los más viejos nos cuentan que existió; que estaba en una isla que muchos, muchos años después se llamó Ceilán y que hoy se conoce como Sri Lanka.
O quizá Serendip siempre estuvo en Persia, el reino de los cuentos.En el Reino de Serendip se contaban muchas y maravillosas historias pero el azar quiso que sólo llegáramos a conocer una. Se trata de la historia de los tres príncipes de Serendip, individuos privilegiados no sólo por su noble ascendencia sino además por el don del descubrimiento fortuito. Estos tres personajes encontraban, sin buscarla, la respuesta a problemas que no se habían planteado; que, gracias a su capacidad de observación y a su sagacidad, descubrían incidentalmente la solución a dilemas impensados. Este descubrimiento es del tipo que yo llamo serendipia, una palabra muy expresiva que voy a intentar explicarles,
Los tres príncipes de Seréndip:
En él sus altezas realizaban continuos descubrimientos en sus viajes, descubrimientos por accidente y sagacidad de cosas que en principio no buscaban: por ejemplo, uno de ellos descubría que una mula ciega del ojo derecho recorría últimamente el mismo camino porque la hierba estaba más raída por el lado izquierdo, comprenden ahora la serendipia?
La palabra “serendipity” se encuentra hoy en los diccionarios de inglés y su noción se ajusta muy bien a numerosos casos de descubrimientos científicos, que se producen “por casualidad”, que se encuentran sin buscarlos, pero que no se habrían llegado a realizar de no ser por una visión sagaz, atenta a lo inesperado y nada indulgente con lo aparentemente inexplicable.Mientras esto ocurre podría aprovechar para enumerar algunos casos de descubrimientos serendípicos, que resultan verdaderamente ilustrativos de la forma en que avanza nuestro conocimiento y evoluciona nuestra civilización.Principio de Arquímedes:Cuenta la leyenda que lo concibió mientras se bañaba, al apreciar que su cuerpo iba pesando menos a medida que se sumergía y hacía rebosar el agua del baño. Tan grande fue su entusiasmo al darse cuenta de que el volumen de agua desplazado era el mismo que el de su cuerpo sumergido que salió corriendo desnudo de los baños gritando "Eureka" (Lo encontré). Así dice la gente, pero parece que lo que se refería a la toalla, porque estaba totalmente desnudo.
El salto de la pata de rana:
Otra leyenda cuenta que se había diseccionado y preparado una rana del modo habitual y mientras atendía otro asunto se la dejo extendida en una mesa sobre la que había una máquina eléctrica pero a una considerable distancia de la misma. Cuando una de las personas presentes tocó ligeramente por accidente los nervios de la rana con la punta de un escalpelo, todos los músculos de sus patas se contrajeron una y otra vez, como afectados por intensos calambres”
Así describía Galvani su primera observación absolutamente accidental de lo que el llamaba "electricidad animal". En lugar de olvidar el incidente no paró hasta reproducirlo. Los experimentos de Galvani ayudaron a establecer las bases del estudio biológico de la neurofisiología y la neurología. El cambio de paradigma en este campo fue radical: los nervios no eran canales con fluidos como la mente de Descartes había concebido tiempo atrás, sino conductores eléctricos. La información dentro del sistema nervioso se transportaba mediante la electricidad generada directamente por el tejido orgánico.
La primera pila eléctrica:La diseñó Alessandro Volta en 1800 a raíz de las observaciones serendípicas de Galvani, demostrando que la génesis de la electricidad se debía a la conexión de dos metales dispares a través de una disolución electrolítica.
lunes, 20 de agosto de 2007
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